Alejandro Arizkun
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Azucarera de Marcilla, Navarra
Fábrica de producción de azucar inaugurada en 1899
Hoy sólo se conservan los muros exteriores, la chimenea, el almacen de remolacha y los canales de limpieza.
 

Enero, 1993


Enero, 1993
AZUCARERA DE MARCILLA Los últimos años del siglo XIX y la primera década del siglo XX fue una etapa de un notable dinamismo industrial en Navarra. La producción agrícola seguía siendo la principal fuente de actividad económica en nuestro suelo, pero la actividad industrial experimentó crecimiento, renovaciones, nuevas instalaciones, modernización… Basten algunos ejemplos para mostrar esa pujanza: el nacimiento en la Montaña de un buen número de centrales eléctricas que transformó la oferta de energía e iluminación; la implantación del sistema austro-húngaro de molienda de trigo que ofrecía una harina muy blanca y de calidad; la renovación de los procedimientos de vinificación en busca de un vino de calidad; el nacimiento de Cementos Portland en Olazagutia y de El Irati en Aoiz, con producción de destilados de madera; la instalación de las fábricas de abonos químicos de Pamplona y Lodosa; la aparición de la Tejería Mecánica Pamplonesa y de la Papelera Navarra…
Dentro de ese movimiento de despertar industrial tuvieron un papel destacado las compañías azucareras. La independencia de Cuba en 1898 suspendió la traída de azúcares de la isla y permitió la expansión de la producción de azúcar en la península, especialmente el azúcar de remolacha.
Navarra tuvo un papel importante en esta nueva actividad llegando pronto a ser la tercera provincia productora de azúcar, tras Granada y Zaragoza, con sus cuatro azucareras. La última en construirse se debió a la iniciativa de Carlos Eugui, que en 1927 abrió su instalación en Pamplona. Le había precedido la azucarera de Cortes, que nació en 1916 como productora de jugos de remolacha y en 1921 dio el salto a la producción final de azúcares. En el gozne entre siglos se habían fundado las primeras azucareras. El 9 de noviembre de 1899 se había constituido la "Azucarera de Tudela" como sociedad anónima y el 26 de septiembre del mismo año lo había hecho la "Azucarera Navarra" con fábrica en Marcilla. La azucarera de Marcilla fue, por tanto, la primera azucarera que se instaló en Navarra para aprovechar aquella coyuntura favorable que antes se relató.
La producción de azúcar a partir de la remolacha a fines del siglo pasado exigía grandes volúmenes de producción y la aplicación de una tecnología sofisticada para obtener resultados rentables y esto dio lugar a una demanda importante de materia prima, la remolacha, que transformó la agricultura de la zona. Los mismos industriales azucareros estimularon la producción de remolacha facilitando semilla a los agricultores, proporcionando la formación técnica para su cultivo y garantizando unos precios compra que aseguraran el suministro de materia prima a las fábricas. Esto abrió una vía de cultivo de alta productividad, muy comercializada que transformó el entorno rural allí donde se implantó.
Pero además, el alto volumen de producción por fábrica exigía instalaciones de mucho tamaño y, por tanto, muy características y con gran efecto visual en el entorno. Otras renovaciones industriales antes citadas como las centrales eléctricas o las fábricas harineras, de pequeño tamaño, pasaron más desapercibidas para los contemporáneos, no así las azucareras que han sido utilizadas en numerosas ocasiones como ejemplo visual de aquel impulso industrial. En el artesonado de salón del trono del palacio de Diputación está pintada la azucarera de Marcilla como símbolo de la industria navarra. Pamplona, Cortes y Tudela han visto desaparecer los edificios de sus antiguas azucareras. El único que se conserva en pie es el de Marcilla. En el momento actual se está gestando un acuerdo entre la propietaria de la fábrica y el Ayuntamiento de Marcilla para construir un polígono industrial en esa zona.